01 Mi guitarra
02 Décimas II
03 Cueca de la bomba
04 NEAECSP (No entiendo a esta ciudad sin precedente)
05 Piel
06 En ti
07 Diferir
08 Macarena suena
09 Crece
10 Tempo de pelícano
11 Caballo Dragón
12 Llamada y bajada de una bandada

Te bienvengo a este rincón abierto;
a este silencio que suena como puede, y también como quiere.
Te invito a conocer un poco más la mirada de mis manos,
que puede ser la de las tuyas…
Una canción debiera hablar también por (de) quien la escucha.
Quiero pensar que mostrar la obra la convierte en bandada.
Despega para integrarse al planeo, estado adelantado del vuelo.
Ahora sobrevolamos los doce puertos fundados sin fecha ni precedente,
especialmente para nuestro viaje, en el papel-piel que nos d(r)elata.
A lápiz que sueña, a pincel que ríe, a tinta con rabia y ternura.
Gracias a quienes me saben, me creen… con eso me ayudan a seguir.
Pienso en mi tribu.
Y bueno… en fin…
Cantamos hoy, en todas las direcciones del tiempo… y del viento.
Gracias a cada artista visual por este gesto sensorial, transparente y desinteresado, acto comprometido con la creación pura. Les admiro por lanzarse en picada en pos de componer este cadáver exquisito… e infinito, para que calce y rime.
A Alonso Núñez, amigo capo, lindo, cierto, hermano en la madera, quien abrió una posibilidad sólo siendo él, sincera y sensatamente.
A mi familita, por el día a día inmenso.
A Aldana, que inspira, agradezco y dedico.
La próxima grabación no esperará tantos años.
Prólogo
A tempo de pelícano, Claudio Martínez
En A tempo de pelícano Claudio Martínez nos lleva por un viaje rasante sobre su vida, cantando de su amor y sus convicciones, de Valparaíso, de las injusticias del sistema, de los mapuche asesinados y de la esperanza, de su guitarra y de su canto. Claudio usa la música como si fuera fuego, con el que a veces arrasa con las convenciones y otras nos calienta junto a un mate.
En este vuelo por su vida, Claudio visita a sus seres queridos, quienes han participado ilustrando y escribiendo sobre las canciones, permitiéndonos así escuchar, mirar y leer esta obra. Es un vuelo que transita por melodías con distintas texturas, a veces una mirada cotidiana, serena y contemplativa se vuelve rabiosa y combativa, incluso punky pero sin perder nunca la ternura ni el humor.
En la canción que le da el título a esta obra, Claudio nos dice que le gustaría vivir como un pelícano y ser capaz de contemplar el horizonte y luego lanzarse en busca de alimento, alternando la serenidad con la acción. Luego, nos dice que ese tempo ya es el suyo, que ya lleva su rumbo.
Resulta inevitable recordar a Juan Salvador Gaviota, quizás la primera vez que imaginé ser un pájaro y volar libremente por el cielo. Esta canción volvió a llevarme hacia lo alto. Pero había una diferencia entre ambos vuelos. El de Juan Salvador era un vuelo abstracto, una fantasía idealista. El pelícano Martínez nos lleva a una fantasía realista, como un Juan Salvador con conciencia de clase, que quiere volar pero que sabe, también, que debe comer. Esa dualidad esta presente en muchas de sus canciones. En No entiendo a esta ciudad sin precedente, Martínez planea por sobre Valparaíso y, lejos de romantizar a la ciudad, la describe como un oasis lleno de contradicción, que une a una luminosa bahía con un puerto de dolor. Entre tanta luz y dolor, Martínez nos confiesa que termina maravillado y confundido.
Frente a la oscuridad de la vida, Martínez retruca con el amor, con la esperanza, con la lucha incesante, con la memoria y, sobre todo, con la poesía, con la descomunal fuerza de la poesía que, en Caballo Dragón se transforma en un ser mitológico, un híbrido de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui que, como dos troncos amarrados al mundo entero, perciben tanto la plenitud del universo como la delicadeza de una brisa. Me recuerda al maravilloso poeta errante Matsuo Basho quien decía que la poesía debía ser como el universo que se refleja en una gota de agua.
Crece y Macarena suena son los arquetipos vitales de la dualidad. Mientras que la primera canción está dedicada a ese hombre que solo desea poseer más y más, sin saciarse nunca, orgulloso de su gula; Macarena suena es una hermosa elegía a la memoria de un mujer que se enfrentó al avance de la depredación, la luchadora socioambiental Macarena Valdés, asesinada por el entramado cívico-militar-empresarial. Aquí, sin embargo, Martínez no dirige su mirada hacia quienes intentaron silenciarla, sino a la voz de Macarena que sigue sembrando el futuro, suena y sigue tu canción semilla.
En la canción En ti, Martínez supera la dualidad a través de la fusión de los cuerpos de los amantes, pues sabe que esta locura de amarte es el único antídoto para las trampas y laberintos de la vida.
Hace unos meses, cuando Claudio me honró con esta invitación a ser parte de esta obra, busqué si acaso el pelícano era un símbolo importante para alguna cultura y descubrí que, antiguamente, se creía que el pelícano alimentaba a sus crías con su carne y su sangre, razón por la cual, la iconografía cristiana lo consideró como símbolo de Cristo, “nuestro pelícano te riega con su sangre y con el agua de su corazón”, escribe Silesius. El pelícano Martínez, en este disco, nos riega con la sangre de su guitarra y con las melodías de su corazón, observando el silencia, la eterna tempestad.
Alan Meller
Literatura hispanoamericana en U de Chile
Literatura comparada en U de Delhi
Escribo, traduzco, amo hacer clases
y la paternidad y fue esto último lo que hizo
que nuestros destinos con Claudio se cruzaran.
También juego ajedrez, diariamente, sin éxito ni ambición.